Por Ayelen Rodriguez
Cuando tenia 14, Bathsheba fue por primera vez a un recital. Fue con sus dos mejores amigas. Hoy, que tiene casi 50 no se acuerda bien ni a cuál conjunto fueron a ver. Cree que seguramente era uno de los que le gustaban a Laura (Laura siempre tuvo gustos tan particulares…).
De la vez que fue al recital (al recital de no sabemos quién) se acuerda fundamentalmente de dos cosas.
Primero, de Pedro.
Pedro tenía una facha tremenda (“facha tremenda” es una típica expresión de Bathsheba) y que a ella le gustaba. De Pedro ese día se acuerda, haciéndose el distraído cuando ella lo miraba, y de ella haciéndose la distraída cuando la miraba él. Habla de Pedro, y lo define como su primer amor, a pesar de que solo se dieron dos besos profundos en sus vidas. Uno fue una vez en la casa de Laura y otro, un día a la salida del cole. Solo dos besos, suficientes, para que se lleve el titulo del “primer amor”.
Segundo, del baño químico.
El recital estaba colmado de gente, y varias bandas tocaban ese día. Había olores de todos los tipos, y tipos de todos los colores. Había también, dos baños que tenía el club (el recital era en un club) con colas interminables, y en la cancha de fútbol, otros dos baños químicos impúdicos (decirles sucios es poco). Allí una señora los limpiaba con énfasis. Bath, no aguantaba mas, pero esperó con Laura, a que la señora terminara de limpiar uno de ellos, porque le daba repugnancia entrar sino. La señora, sin dientes (sin ninguno), con vincha llamativa, aros grandes y brillosos, limpiando sin guantes lo que era ese basural, amistosa y amable dijo que esperaran cinco minutos antes de entrar para no intoxicarse por el olor al cloro puro que había tirado. Luego orinaron tranquilas.
Hoy, con Laura, aún se acuerdan de ella, así como también se acuerdan de Pedro.
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El relato pertenece a la serie Va sonarte raro.
Hablemos de nombres raros, como el de Elysia Case.